segunda-feira, 20 de junho de 2016

Madrid, España (castellano)

Primeros días en Madrid

Madrid, nada mejor que la capital del país para comenzar un periodo de seis meses en España. ¡El aeropuerto de Madrid ya es lindo! Con elementos decorativos modernos, por ejemplo, un corredor de arcos coloridos donde ves que los colores crean un arco iris de rojo al violeta. El espacio es enorme, y estaba extremamente vacío en ese sábado a las 18:00. Por eso, tal vez, se vía aún más grande y poco utilizado.
Fui con mi amigo y cometemos el error de llevar tres maletas de rueditas y una mochila cada uno. Resolvemos ir de metro hasta el hostal. Fue gracioso en principio, pues no había aquellos carros donde metemos todas las maletas y la locomoción se torna más fácil. Fue cada vez más difícil cargar todo, pues teníamos que cambiar de línea varias veces. Consejo: ¡nunca lleve más que dos bagajes!
Nosotros precisamos pedir informaciones y creo que me salí bien con la lengua española, en el primer día. Me parece que los moradores de Madrid son muy gentiles. Al salir de la estación de metro más próxima del hostal, la primera visión fue de la Ópera, ubicada en una plaza en estilo antiguo, tipo art nouveau, por donde pasan poquísimos coches y había muchas personas extremamente elegantes. Todavía no sabíamos cómo llegar allí y tuvimos que pedir más informaciones, descubrimos que tendríamos que subir más algunas colinas. El frio era 3ºC, con viento cortante, especialmente para dos turistas venidos de Brasil. Pedí ayuda a una mujer que caminaba con una niña, su marido que estaba poco adelante con la otra hija. Por buena suerte, todos los cuatro ofrecieron ayuda para llevarnos con las maletas hasta el hostal, mismo sin saber bien donde era, yo agradecía tanto que ¡no sabía cómo darles gracias!
Yo y mi amigo salimos de mañana para conocer la ciudad a pie y vimos que todo es cerca en el centro. Es muy mejor andar a pie, las calles son lindas e limpias, excepto por tocos de cigarro en el suelo. Conocimos la Catedral, la Basílica y una feria que ocurre todo domingo, llamada El Rastro, conseguimos varios accesorios para frio e artesanías típicas en la feria. Por la noche comí mi primera Paella, plato más típico español, hecha en el propio hostal con el objetivo de promover el encuentro entre os hospedes. ¡Es muy rica! ¡También bebí mucha sangría! Después de un mes en España digo, sin duda, que esa sangría que bebí en el primer día fue la mejor hasta hoy. Era un vino ligero con piezas de naranja, manzana y pera dentro, no vi cómo fue hecha, pero creo que es solo eso. En esa cena, conocimos otros hospedes e hicimos amistades con tres chicas de Bélgica, un mexicano y un brasileño. En seguida, terminamos la noche en un bar/pub muy bueno! Tocaba pop/rock más conocidos en el mundo entero, las mejores canciones que todos saben cantar.
Nuestro almuerzo del día siguiente fue comida típica da España: croquetas, creo que los sabores eran calamares, mejillones, gamba y jamón. Me gustó solo el de jamón, los otros eran muy exóticos para mí. Pedimos, también, una ensalada, que era muy diferente de la brasileña, imaginé hojas verdes, pero era una crema de patatas con zanahoria, así son las ensaladas más vendidas en restaurantes en España. Diferente, pero buena. Conocimos Plaza Mayor que, fue el principal mercado de la villa y, por veces, ocurrían eventos como corridas de toros, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cuja obra principal é Guernica de Picasso, ha también muchas obras de Dalí e Miró. Nos enteramos que los dos más grandes museos de arte de la ciudad son siempre gratis para estudiantes de cualquier país, fue perfecto, pues en el tercer día ya conocimos también el Museo del Prado.
Sin embargo antes, fuimos al Jardín Botánico, ubicado al lado. En invierno, el jardín es seco, con hojas caídas por el suelo, excepto por algunos pinos, algunos árboles fructíferos e una estufa de plantas tropicales que tenían sus hojas verdes. Pero mismo en tonos marrones, es lindo. Imagino que sea muchas veces más hermoso y de colores en primavera, todavía no lo puedo decir. El Museo Nacional del Prado es tan enorme cuanto el Reina Sofía y rellenado de obras, desde esculturas de los imperadores romanos, pasa por los estilos gótico, renacentista, barroco e romancista en pinturas. Tiziano, Velásquez, Goya son algunos de los artistas, cuyas obras están allí. E estaba ocurriendo una exposición temporaria de Ingress, para completar.
El destino nos ha guiado para el centro comercial en Gran Vía, en el cuarto día. Intentaré describir una tienda sorprendente. Tiene aspecto circular, llena de luces que cambian de color y música en alto volumen donde, al entrar, nos quedamos en el centro del círculo, delante de nosotros una escalera central que lleva a los cuatro andares superiores. Podemos ver cada uno de ellos al mirar arriba, pues tienen algo como balcones para el centro. Ha todo tipo de vestuario masculino, femenino e infantil, accesorios e zapatos muy baratos, pues estaba rebajas de invierno.
El pueblo que vive en Madrid tiene el hábito de ejercitarse, mismo con los 8ºC. He visto personas corriendo, andando de bici, patines, scooters, etc en todos los lugares. ¡Admirable! Sorprendí me mucho con la ciudad: calles muy bonitas y arborizadas, sin basura en el suelo, tampoco sin grandes desigualdades sociales. El Palacio de Cristal está en un parque, con otros edificios. Hay una colina para legar allí, donde pasamos por vuelta de 18:00 y pudimos ver una bellísima puesta de sol de invierno. El Palacio es un grande salón rodeado de ventanas de cristal, que estaba ocupado por una instalación de arte contemporánea ligada al Museo Reina Sofía, delante de él, había un bonito lago.
El paseo mereció la pena, solo faltó una presentación de Flamenco, que fue cancelada. La describiré en futura publicación. Entonces, acabamos en un bar bebiendo una sangría entre amigos, que no llegó a los pies de la primera, bien diferente, pues era vino con trozos de helo. Después, descubrí que esa sangría se llama “Tinto de verano” y es uno de los costumbres de los españoles jóvenes.


Calle de Madrid en el inverno

Museo Naacional Centro de Arte Reina Sofía


Texto de Rosamarina Quadros
Estudiante de Historia del Arte

30/02/2016

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