terça-feira, 4 de outubro de 2016

Lo que he traído dentro de mí - Jaén parte 2 (castellano)

Lo que he traído dentro de mí

Jaén, mi más nueva casa.     La quiero mucho... Jaén es como la ciudad de los sueños. Algunos piensan que es muy pequeña y no tiene nada de interesante. Van a preguntarme: ¿Por qué te gusta tanto una ciudad con 116 mil habitantes? Porque es la ciudad de los erasmus (Erasmus es un programa de becas para estudiantes, hay muchos otros programas, pero somos todos conocidos como erasmus). Jaén es tranquila como la ciudad donde viví en mi infancia en Brasil, por eso me gustó desde el inicio.
Hacía mucho frío cuando llegamos, fuimos los primeros, pues faltaban 5 días para empezar las clases… Yo y mi amigo Edgar no sabíamos dónde comer, todavía no habíamos comprado comidas, por eso teníamos que almorzar y cenar fuera. En los 5 primeros días solo comimos pan (la barra), queso, jamón y churros con chocolate. Yo me preguntaba “¿Será tan pequeña que no hay restaurantes?”
Pero cuando Raísa ha llegado, nuestra otra amiga, ella ya conocía un jiennense que nos llevó para conocer  unos bares. Allí probamos las tapas por primera vez, son como abrebocas que se come antes del plato principal. La gran diferencia es que no se paga las tapas, ellas acompañan la bebida que pides. Los jiennenses jóvenes y los erasmus tienen la costumbre de andar de bar en bar pidiendo bebidas y ganando las tapas. Fuimos a los bares de la parte alta de la ciudad, cerca de la catedral. Después me enteré de que había otra región de bares muy cerca de mi piso, en Boulevard. Viví 6 meses allí y no llegué a conocer todos los bares pues son muchos, siempre había alguien que recomendaba alguno y si nos gustaba, volvíamos. Fue muy bueno vivir con dos brasileños, siempre charlábamos. Raísa siempre llevaba alguien al nuestro piso, y Edgar siempre sabía los mejores sitios para salir por la noche.
Tendré mucho a escribir sobre esa pequeña ciudad, aunque lo que tiene de turismo no es mucho, he conocido todo en el primer mes. La Catedral Jaén que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de UNESCO, el Castillo, los baños árabes y el refugio de los judíos, utilizado en la 2ª guerra mundial. La primera visita que yo hice fue a la Catedral, en la primera semana de clases, habían pocas personas en el grupo, entre ellos, dos brasileñas que pasaran a ser mis compañeras de clase de español para extranjeros, Taynan y Letícia. Tuvimos dos semanas de bien venidas para que nosotros erasmus conocerarnos. Eses días son geniales intentamos hablar nuevos idiomas, conociendo personas con culturas, maneras, apariencias tan diferentes. Las personas que son de la misma nacionalidad se unieron con el pasar del tiempo naturalmente.
Al largo de los 6 meses hicimos amistades para la vida, nos hemos conocido en diferentes situaciones, viajamos mucho juntos. Creamos una familia tan rápido que no percibimos en el momento cuanto fuertes eran… Lejos de la familia y de los amigos más antiguos, estábamos juntos en la idea de conocer el mundo y la vida. Los latinos se acercaron desde el inicio. Para mí, los mexicanos son geniales, los chilenos son patriotas y amables, los colombianos divertidos. Hacíamos nuestro arroz con habichuelas y los mexicanos hacían las tortillas con guacamole, frijoles y ¡que pican mucho! Comenzaron los botellones, después siempre había Mambo o Karma a partir de las 3:00 de la noche, que eran gratis todos los jueves. Las historias de botellón se quedan entre quienes estaban allí. Fato es que no perdíamos ningún jueves, y todos los 450 erasmus se encontraban allí.
Yo he cambiado, me siento más madura después de conocer otras personas, culturas, sitios, tradiciones, hábitos. Transformamos ideas sobre cosas que parecen sencillas, pero que hacen grande diferencia en nuestra vida cuando volvemos al país de origen, como nuevas canciones que no nos gustaba cuando llegamos allí y ahora solo queremos oírlas. Yo he llegado con planes de visitar lugares turísticos y actividades culturales, y estudiar, ahora me encantan las fiestas y los encuentros. Además, aprendí a vestirme mejor, fue una cosa natural, solo de mirar como las personas se visten y las bellas ropas y accesorios en las tiendas, bonitos y baratos, tuve ganas de vestirme de aquella manera y seguí con ese hábito en Brasil. He aprendido también a cocinar y a tener una vida menos corrida. Me gustaba cocinar, he hecho platos brasileños y extranjeros por motivo de necesidad y de los amigos que me enseñaron.
Jaén es la ciudad de los sueños por todo eso, los españoles de Andalucía son muy simpáticos, agradables, los erasmus cada cual tiene su personalidad, pero son muy iguales por estarnos todos con intenciones muy similares, de cabeza abierta para conocer nuevos mundos y aceptar las diferencias. La ciudad pequeña es perfecta para encontrar los amigos. Por la noche salimos para beber y comer tapas, en el fin de semana nos quedamos para ver una película en la casa del vecino o para ir al parque hacer un pique nique en Boulevard, mientras vemos todos allí y nos enteramos de que todos tuvieron la misma idea. Jaja… Cuando no queremos hacer eso, también podemos ir a un parque más lejos o hacer viajes para ciudades cerca, o un paseo ecológico hasta el Castillo de Santa Catalina. O sea, vemos los amigos siempre que queremos sin grandes dificultades.
Entre tantas cosas que viví en Jaén puedo decir que he visto nieve. ¡Si! Yo estaba allí en los dos fines de semana que las montañas se pusieron branquitas. Jaén no es húmeda, por eso no ha nevado más veces. Pero cuando llovía… ¡no esté en la calle! Era una lluvia muy fuerte y fría. En el invierno me acuerdo de que en la hora de dormir la cama perecía fría y cuando me despertaba estaba tan caliente… La mejor estación que viví en Jaén fue la primavera, mi buena suerte es que fue la estación que estuve allí desde el inicio hasta el fin. Cuando llega la primavera todo se pone más bonito y de muchos colores, los árboles se llenan de hojas verdes, los olivos dejan  polen ya podemos sacar las ropas de  verano de las maletas y guardar las de invierno poco a poco. Ya podemos empezar a planificar viajes para las playas  y siempre tener mucho cuidado con el sol pues parece ameno, pero no lo es. En el verano es que empezamos a sentir el sol, y fue cuando yo supe cuál era la verdadera importancia de la siesta (para mí), Hace como 50ºC durante la tarde y más de 25º por la noche. La noche empieza a las 22:20 y el sol sube a las 6:30 del otro día más o menos, es imposible salir de casa en las horas más calientes.
Mis mañanas y tardes eran en la Universidad, que es maravillosa, yo tenía ganas de estudiar con tanto aseo, tecnología, buenos profesores, aulas con calefacción. En mi curso yo todavía tenía más ganas pues la Historia del Arte es muy antigua y bien conservada en Europa. Yo tenía placer de despertarme temprano para ir a las clases, aunque hiciera frío y que yo tenía sueño. ¡Pero mi situación es rara! La mayoría de los erasmus no iba a las clases o no les gustaban.
Hoy yo siempre tengo cosas para compartir, es imposible mirar las cosas de Brasil y no comparar con las de España en mi cabeza, tanto buenas como malas. Para mí, la letra de la canción de Engenheiros do Havaí, resume algunas sensaciones. “Estamos solos y nadie sabe exactamente donde vas llegar/ pero no necesitamos saber a dónde vamos/ nosotros solo debemos ir/no queremos tener lo que no tenemos/nosotros solo queremos vivir/ sin motivos ni objetivos/ estamos vivos y eso es todo/ es sobretodo la ley/ de esa infinita highway”.
En mi último mes en Jaén, muchos ya habían vuelto para sus países o salido a viajar por Europa por semanas y no volverían más allí antes de mi despedida. Entonces, entre los pocos que restamos tuvimos la chance de hacer nuevos amigos, personas geniales que me pregunté ¿Por qué no nos hemos conocido antes? Y esta vez la amistad no era solo con brasileños o latinos, pero italianos, franceses, portugueses, polacos… ¡Fueron dos últimas semanas geniales, de muchas fiestas y charlas! Mi despedida no podía ser más graciosa. Mis compañeros de piso bajaron para ayudarme con las malas y yo los he cerrado para fuera sin llaves (la puerta se bloquea, solo se abre con llaves). Lo peor es que perdí mi autobús, volví y también me quedé fuera, pues había entregado mis llaves. Por fin, unas horas a más despidiendo de mi ciudad amada a donde quiero volver.

Foto: Rosamarina Q.



Texto de Rosamarina Quadros
Estudiante de Historia del Arte
04/10/16